Señoras infieles que salen en televisión contando su historia

Yo no suelo juzgar a la gente, y mucho menos aún, opinar sobre las vidas de los demás, a mi eso ni me va ni me viene, pero a veces me quedo perplejo antes ciertas cosas que pasan ante mis ojos. Cosas que creo mi cerebro nunca podría procesar por completo. ¿Y por qué toda esta parrafada? Comenzaré por el principio.

Un sábado por la tarde, sin ganas de hacer nada y aún con la resaca del día anterior. Mis amigos me habían dicho de quedar a tomar algo, pero yo estaba cansado y me apetecía una noche tranquila en casa, comiendo comida china y viendo tele basura. Así es que apagué el teléfono móvil, me puse cómodo en el sofá, mando a distancia en mano con las cajas de cartón con rollitos de primavera, salsa agridulce y fideos delante. La tarde-noche perfecta.

El primer programa con el que me topo, es uno de esos de sillitas a los que la gente acude a contar su vida, o más bien, sus problemas. También va de vez en cuando alguna tipa del palo mujer busca a sus hijos perdidos, o simplemente a buscar pareja. El primer caso era el de un chico que se quejaba de que en su pueblo casi todas las chicas solteras en edad de emparejarse o pasaban de él o eran lesbianas.O al menos le parecía a él. La presentadora le preguntó, si quizás no era el problema el que él no fuese lo suficiente atractivo. Muy fina.

Pero el segundo caso, tenía más miga. La presentadora, en su elegante línea, la introdujo como una de las muchas personas infieles que hay en este país. La valiente salió muy decidida, y cuando yo me esperaba ver aparecer una diablesa sexy, me encuentro con una señora de mediana edad, de esas que hacen cola para comprar el pan por las mañanas y barren el portal de casa con una escoba. Una mujer de pueblo, vaya. Pues la tía tiene el cuajo de sentarse allí y contar que desde hace meses tiene una relación con un vecino del pueblo. Que tiene un amante, vamos. Por supuesto, el marido cornudo y los hijos se están enterando en ese momento, en vivo y en directo, al igual que el resto del país. Muy fuerte.

Y mi reflexión es: ¿qué lleva a esa mujer a salir en televisión realizando tal confesión? ¿El dinero? ¿El salir en la gran pantalla? Después de mucho cabilar, llegué a la sabia conclusión, de que todo debe ser un montaje, y de que esa señora era una actriz. Eso, o el mundo se ha vuelto loco.